Investigadores liderados por John Foster, un paleontólogo y curador en el Museo del Parque Estatal de Historia Natural de Utah, descubrieron los restos regurgitados en 2018 dentro de la Formación Morrison en Utah, una extensa capa de fósiles jurásicos que se extiende por gran parte de América del Norte. El espécimen, que contiene partes de una rana y una salamandra, se encontró en un lugar llamado el “Ьаг de ensaladas jurásicas” porque está dominado por plantas fosilizadas y es la primera “regurgitalita” jamás encontrada de la eга jurásica en toda América del Norte.

“No lo reconocimos de inmediato por lo que eга, de hecho, ni siquiera nos dimos cuenta de que eran huesos hasta mucho después, de regreso en el museo, cuando lo observamos bajo un microscopio y vimos que eran huesos pequeños y no un fósil mal conservado de una planta”, dijo Foster en un correo electrónico. “Cuando nos dimos cuenta de que la pila de huesos parecía representar al menos tres individuos y probablemente dos tipos diferentes de anfibios, realmente comenzamos a pensar que algo estaba pasando y que esto no eга simplemente unos pocos huesos ‘típicos’ de vertebrados pequeños. De alguna manera, estos huesos se habían concentrado”.

“Sin ningún proceso mecánico que pudiéramos identificar en un entorno tranquilo de un pequeño lago, comenzamos a buscar causas biológicas, y ahí es donde comenzamos a sospechar que la pila de huesos había salido de un depredador”, continuó. “Entonces necesitábamos determinar, esencialmente, de qué extremo salieron”.

Hasta ese punto, este vómito preservado es parte de una clase más amplia de fósiles de sistemas digestivos, conocidos como bromalitos, que también incluyen heces fosilizadas, llamadas coprolitos. Los bromalitos no solo ofrecen una visión visceral de las dietas de especies extintas, sino que también proporcionan información sobre los ecosistemas más amplios habitados por depredadores y presas, o alternativamente, por vomitadores y vomitados. Aunque los huesos y las huellas fosilizadas pueden contarle mucho a los científicos sobre animales extintos que vivieron hace millones de años, los bromalitos pueden abrir una ventana excepcional hacia los estómagos de criaturas antiguas.

“Los bromalitos pueden mostrar evidencia directa de quién estaba comiendo qué”, explicó Foster. “Los contenidos estomacales, por ejemplo, muestran lo que el animal estaba comiendo. Los coprolitos pueden mostrar lo mismo, aunque debido a que no se encuentran dentro de un esqueleto como los contenidos estomacales, es más difícil saber qué los produjo. De manera similar, los regurgitalitos pueden mostrarnos qué estaba comiendo un depredador, pero determinar con certeza quién eга ese depredador puede ser un poco difícil”.

“Los bromalitos incluyen contenidos estomacales (generalmente encontrados con otro fósil), coprolitos que han pasado completamente por el sistema digestivo y regurgitalitos que, por supuesto, salen por la boca”, continuó. “También hay casos de esqueletos con contenidos intestinales preservados en su lugar. En los regurgitalitos, el material fósil tiende a estar menos completamente digerido que en los coprolitos”.

Los investigadores evaluaron todos estos factores mientras intentaban determinar si su raro espécimen fue vomitado o defecado. El equipo realizó análisis geoquímicos en el espécimen que “sugerían que eга más probable que hubiera sido vomitado”, porque los huesos carecían de los niveles elevados de fósforo que se ven normalmente en los coprolitos, según dijo Foster.

Foster y sus colegas creen que estos pequeños anfibios probablemente fueron devorados por algo como un pez arquero dentro del rico paisaje acuático que alguna vez cubrió esta parte de Utah. Algunos peces modernos regurgitan su comida cuando son perseguidos por un depredador, por lo que es posible que este nadador jurásico haya perdido su almuerzo al tratar de evitar convertirse en el almuerzo de alguien más.

“Planeamos intentar identificar aún más el material sin hueso, sin matriz en el fósil con otro instrumento, con suerte este invierno”, dijo Foster. “Si tenemos suerte, podremos determinar si este material es tejido blando, lo que ayudaría a confirmar que es un regurgitalito”.

“También hemos estado trabajando más en el sitio (hasta la semana pasada) y seguimos encontrando elementos de peces arqueros, pero aún no hemos encontrado otros posibles depredadores”, agregó.

Con ese fin, el equipo de Foster planea seguir estudiando esta bolsa de vómito fosilizada en busca de más pistas sobre los desafortunados anfibios dentro de ella y el depredador que lo expulsó en el registro fósil hace 150 millones de años.

“Hemos sabido durante algún tiempo que la Formación Morrison tenía ranas y salamandras (y peces arqueros como posibles depredadores), pero este fósil muestra la primera evidencia directa de anfibios como presas en un estanque o lago del Jurásico Tardío en América del Norte”, dijo Foster.

“El hecho de que no podamos estar seguros del depredador es un poco decepcionante”, señaló. Sin embargo, el hecho “de que podamos ver anfibios siendo comidos por un depredador y que ese depredador, por alguna razón, regurgite la comida nos da una pequeña ventana a la vida en un estanque del Jurásico Tardío que no eга tan diferente de lo que podríamos ver en un entorno similar hoy”.